viernes, 10 de octubre de 2014

No hace falta hacer un master para ser un miserable.

Un gobierno que en contra de la opinión de las profesionales, repatria un virus que no tiene cura; una ministra que crea alarma cuando comparece ante la prensa; una cadena de despropósitos digna del tercer mundo; una prensa al servicio del poder. Nada a lo que no estemos habituadas con esta casta de incompetentes que nos gobiernan. Y cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, el Consejero del ramo de la Comunidad autónoma competente, exculpando su responsabilidad en una auxiliar de enfermeria en estado crítico por cumplir con su obligación más allá de lo razonable. ¿Se puede ser más miserable?



Y el caso es que, según la lógica del sistema, esto puede ser un negocio prometedor para algunas farmaceúticas. Porque, conviene no olvidar, que seguimos siendo mercancia en manos de políticos y banqueros.

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